Cuando aún estamos inmersos en una virulenta tercera ola de la Covid-19, que ojalá superemos en breve, hay que empezar a pensar en cómo afrontar nuestras vidas de ahora en adelante. Nada volverá a ser igual, en eso estamos todos de acuerdo, pero el gran reto es que el diferente devenir al que estamos abocados pueda llegar a ser incluso mejor.

Estamos todavía en proceso de aprendizaje. No podemos decir que hayamos aprendido la lección del todo pues sino no hubiéramos tenido el rebrote post navideño, pero estamos en camino. Eso sí, hemos cambiado los hábitos y nos hemos dado cuenta de que haciendo teletrabajo y estando conectados a internet podemos hacer más y mejor trabajo y sobre todo tener más visibilidad como país, una ventaja importante ahora que la movilidad se plantea no sólo como una incomodidad sino incluso como un riesgo.

También hemos podido percibir como Andorra, ha tenido la suerte de poder aunar virtudes ya conocidas como la pureza de nuestro entorno natural con la buena gestión que se ha hecho de la crisis sanitaria, especialmente a nivel preventivo, lo que ha estimulado un incremento de interés para nuestro país, como lugar para vivir, invertir o simplemente disfrutar con la garantía de respirar el aire más puro.

El portal inmobiliario Idealista ha presentado estadísticas que evidencian que los inmuebles situados en Andorra han generado el doble de visitas e interés el 2020 en comparación con el 2019. Forbes ha alabado la gestión de la crisis sanitaria lamentando que Estados Unidos no haya tomado nota. Le Figaró Magazine nos ha dedicado un maravilloso artículo: «La Face Cachée de Andorre». Bloomberg sitúa Andorra como uno de los 24 territorios recomendados para visitar durante un 2021 en un entorno Covid. Qué contrasentido, cuando el mundo se tambalea, como también lo hace nuestra economía, donde el turismo de nieve, la restauración, los comercios y tantos otros sufren como no lo habían experimentado en décadas, Andorra puede haber encontrado un rasgo diferencial de un incalculable valor en clave de futuro.

Hablábamos hace unas semanas de la oportunidad de convertirse en el Estado-Jardín de Europa. Porque no? Bloomberg lo deja claro: lo tenemos todo! De hecho, sin mencionar explícitamente, en su descripción del trayecto que te lleva a cruzar en pocos días Andorra de punta a punta, disfrutando de los mejores parajes y de la cultura y gastronomía de montaña, nos está describiendo el futuro «residente temporal «al estilo suizo, aquel que viene a hacer una inmersión total en los valores diferenciales de nuestro país.

Todos aquellos que tienen la responsabilidad de diseñar la estrategia para afrontar con solvencia los próximos años, tales como el Plan de Acción “Horitzó 23”, cargado de buenos propósitos y perfectamente alineado con el nuevo planteamiento de país que describimos, les toca reorientar a nuestros comerciantes, empresarios, profesionales, emprendedores, hacia un nuevo enfoque de nuestra economía que se base en la autenticidad de los incomparables valores y ventajas de Andorra, creando una oferta que dé la mano a los ciudadanos del mundo que buscan un nuevo ecosistema donde vivir en un entorno seguro y saludable, donde los principales lujos sean el aire puro, la paz social y las justas e imprescindibles exigencias para garantizar la convivencia y un justo equilibrio en los derechos y obligaciones entre ciudadano y Estado.

Si, sin duda, haciendo de la necesidad virtud, Andorra es y será la gran solución para muchos en la era postcovid: para los de casa, que hace falta que reconviertan y reorienten su actividad productiva, como para los de fuera, que buscan disfrutar de la espléndida oferta en forma de modelo de vida, que el país les ofrece.