Observatorio de la Marca Andorra (XLIII): La educación como factor evolutivo clave en la estrategia de futuro del país

Hace tiempo que tenemos claro, al menos desde el punto de vista teórico, que el desarrollo del conocimiento es un factor clave para garantizar una evolución óptima y asegurar un futuro con expectativas para nuestra sociedad. Y digo teórico porque hoy aún estamos inmersos en una cierta indefinición respecto a los objetivos que se plantea nuestro país a medio y largo plazo, especialmente en un aspecto clave como es el de la educación y la formación.

De la misma forma en que la pandemia marcó un antes y un después en la forma de desarrollar nuestro trabajo, introduciendo con éxito el trabajo remoto y el aumento exponencial de la conectividad digital en la interacción cotidiana y profesional, justo cuando aquí nos planteamos que quizás deberíamos potenciar la llegada de iniciativas educativas universitarias y profesionales del modelo presencial y clásico, incluso este modelo ya ha evolucionado. Hoy existen experiencias educativas como la Harbour Space University que, rompiendo estereotipos, se enfocan en la identificación del talento y lo conectan con la demanda de empresas internacionales que tratan de apadrinar y tutelar dicho talento desde el momento en que los candidatos comienzan a destacar por sus capacidades.

Sin ser alarmistas, pero con la humilde voluntad de ayudar a reflexionar sobre el camino que debe emprender el país, debemos concluir que, si realmente queremos proteger y acompañar al talento que tenemos a nivel local y al mismo tiempo atraer el talento externo que espera aún que alguien le ayude a desarrollarse, y hacerlo con éxito, no es suficiente con generar unos cuantos titulares de prensa. Es necesario diseñar una estrategia efectiva y a largo plazo, más allá de ideologías políticas y promesas electorales.

Con esta expectativa, no puedo dejar de valorar la educación y la formación, llevándolas mucho más allá de lo que hemos hecho hasta ahora. Durante años, Andorra ha adaptado su oferta educativa a la demanda que tenía el país. Y así fue hasta 2012, cuando básicamente el consumo educativo era interno y aparentemente suficiente.

Sin embargo, 2012 marca un punto de inflexión, ya que la apertura a la inversión extranjera para tratar de reaccionar a la falta de diversificación económica y combatir la crisis en la que estábamos sumidos lo cambió todo. Empezamos a entender que debíamos abrirnos a la llegada de nuevos residentes, nuevos inversores, nuevas empresas, que a su vez traían nuevas necesidades. La educación está muy presente en estas nuevas necesidades y ha conllevado una creciente demanda de educación internacional, desde primaria hasta bachillerato. Además, han llegado proyectos de inversión extranjera educativa, como las escuelas internacionales Agora y British, y es posible que ambas deban ampliar instalaciones y plazas o que lleguen otras, ya que la demanda irá en aumento en los próximos años. Podríamos decir que, en el ámbito de la educación primaria y secundaria, tanto internacional como nacional, la nueva y creciente demanda de nuevos residentes inversores extranjeros ha impulsado el desarrollo de proyectos que atienden esta demanda con la oferta actual.

Por lo tanto, podemos decir, al destacar las bondades del país y expresar nuestro sentido de pertenencia y orgullo de ser andorranos, que la oferta educativa del país está a la altura y se convierte en un argumento para atraer nuevos residentes e inversores cualificados. En definitiva, una buena oferta educativa ayuda a promover la Marca Andorra, que se esfuerza por atraer talento e inversión cualificada.

Pero hay un aspecto aún más importante para desarrollar la Marca Andorra, y es el desarrollo del conocimiento en toda su extensión y dimensión. Andorra ha sido muy prudente y conservadora en el desarrollo de los estudios universitarios y profesionales, siempre enfocados en clave local. Sin embargo, si miramos más allá, veremos que la consolidación de una sociedad y los cimientos de una población próspera y desarrollada tienen un punto de conexión muy claro con la “universidad”. Nos han invadido universidades virtuales atraídas por la ventaja fiscal, pero que poco pueden contribuir al desarrollo real del conocimiento in situ, en el país. Por eso entiendo que, tarde o temprano, las autoridades del país se darán cuenta de que es necesario, por un lado, reforzar en gran medida la Universidad de Andorra, dotándola de los recursos para impartir presencialmente una variedad de estudios de alta calidad que sean capaces de atraer estudiantes del mundo. Justamente porque no existe un ecosistema más seguro, saludable y atractivo para los padres preocupados por sus hijos que Andorra. Evidentemente, será necesario ampliar instalaciones docentes, crear infraestructuras para acoger estudiantes residentes y realizar muchos estudios económicos y financieros para hacer viable el proyecto, pero para eso están los expertos. Si lo sabemos aprovechar, incluso la Unión Europea podría ayudar.

Por otro lado, es necesario activar las acciones necesarias, en coordinación con la iniciativa privada, para atraer algunas de las mejores universidades internacionales, facilitando las condiciones necesarias y permitiendo que sea la inversión extranjera cualificada en forma de fondos internacionales la que financie los proyectos. Así, podríamos crear un gran campus universitario capaz de atraer estudiantes de Europa o América interesados en la oferta y el ecosistema. ¡Imaginemos no solo a los estudiantes, sino también a los profesores e investigadores, todos interactuando en este campus virtuoso! Un ejemplo de ello son los problemas que tenemos hoy en la sanidad pública andorrana, precisamente porque nos cuesta ser atractivos para que médicos internacionales quieran venir a trabajar a Andorra. ¿Y por qué? Porque las condiciones económicas no son lo suficientemente atractivas, pero lo más importante es que no existe oferta de docencia ni investigación. Esto tiene solución: una universidad privada en el ámbito de los estudios de medicina, cantera de futuros médicos, profesores e investigadores, y un hub colateral de empresas vinculadas a la investigación o incluso al alto rendimiento deportivo (medicina deportiva).

Me pregunto, dado que la cuna del conocimiento está en las escuelas del país, ¿por qué la educación andorrana, en su diversidad, no se plantea dar el primer paso para desarrollar un gran “knowledge hub”, un gran campus universitario que se convierta en un símbolo del país y que impulse definitivamente la Marca Andorra para convertirnos en un gran tractor de talento a todos los niveles? ¡Qué valioso instrumento tienen nuestras escuelas en sus manos para dar a conocer y poner en valor nuestro país ante los nuevos residentes, de las más diversas culturas y en constante conexión con el exterior! ¡Imaginemos la cantidad de jóvenes que pasan por nuestras escuelas y que algún día serán capaces de desarrollar su sentido de pertenencia a Andorra y convertirse en grandes avaladores y embajadores de las bondades de la Andorra del futuro!

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