Debido a su situación geográfica y política, el Principado de Andorra vela por mantener relaciones estrechas de cooperación con la Unión Europea (UE). Desde finales de los años 1980, Andorra se acercó de manera progresiva hacia esta organización supranacional.
En un primer momento, se entablaron relaciones en materia aduanera y comercial, que se concretaron en el conocido actualmente como Acuerdo de unión aduanera con la UE, firmado en 1990. A continuación, se evolucionó hacia una cooperación sectorial, enmarcada por el Acuerdo de cooperación firmado en el año 2004. Dentro de esta cooperación, encontramos el Acuerdo sobre la fiscalidad del ahorro y una serie de arreglos complementarios, entre los cuales, el Acuerdo monetario, firmado en Bruselas el 30 de junio de 2011.
Lejos de poderse satisfacer de un acuerdo secuencial, el Principado inició el 2015 una tercera fase de acercamiento que desembocaría en un acuerdo de asociación entre los micro-Estados europeos – Principado de Andorra, Principado de Mónaco y República de San Marino – y la UE. Este nuevo acuerdo busca una inserción en el mercado interior europeo, que concretamente consiste en la aplicación de las cuatro libertades (libre circulación de bienes, de servicios, de capitales y de las personas), parte esencial del acervo comunitario.
Estos últimos años, el gobierno andorrano se ha esforzado por diversificar y abrir la economía nacional poniendo en marcha reformas que permitan la adaptación de la nación en el entorno económico europeo. El objetivo de esta asociación consiste en favorecer el comercio de las mercancías y de los servicios y de atraer las inversiones extranjeras.
Un estatuto aduanero específico y preferente
El Principado de Andorra tiene un estatuto aduanero específico desde el Acuerdo comercial de fecha 31 de diciembre de 1990 con la CEE. La unión aduanera se aplica a los productos industriales de los capítulos 25 a 97 del acuerdo, pero excluye los productos agrícolas de los capítulos 1 a 24, que son sin embargo introducidos en el acuerdo para que estos productos en procedentes de Andorra se beneficien de una exoneración de los derechos a importación a la UE. No es el caso de los productos de procedencia europea importados en Andorra. Esta situación de unión aduanera permite disponer de regímenes preferentes comportando la supresión de derechos de aduana a la importación y la exportación y el establecimiento de tasas de efecto equivalente vigente entre las partes. Este acuerdo es considerado como preferente ya que establece una derogación de las reglas clásicas de la unión aduanera europea, particularmente sobre los productos agrícolas. El interés del acuerdo es el de no penalizar Andorra en sus intercambios con la UE.
Una política fiscal de las más ventajosas y de las más homologadas
En 2004, se firmaron dos acuerdos: un Acuerdo de cooperación y un Acuerdo en materia de fiscalidad de los ingresos del ahorro. El segundo se refiere a «el intercambio automático de información recíproco». Este acuerdo se modificó en el año 2016 a la iniciativa de la Organización de cooperación y de desarrollo económicos (OCDE), para mejorar la disciplina fiscal internacional ligada al intercambio automático de informaciones sobre las cuentas financieras. Finalmente, se firmó el año 2011 un Acuerdo monetario que permite la incorporación de la legislación europea en materia de prevención del blanqueo de capitales, en materia bancaria y financiera, sobre la colecta de datos estadísticos y sobre la prevención del fraude y de la falsificación de los medios de pago.
A pesar de la previsión de un reajuste en este dominio, el gobierno ha salvaguardado su soberanía fiscal ya que la fiscalidad no forma parte del acuerdo de asociación. El Estado conserva pues la potestad sobre su política fiscal (que, como es sabido, es muy ventajosa).
Por consiguiente, Andorra ha hecho muchos esfuerzos para integrarse en su entorno: las leyes de apertura a la inversión extranjera, el marco de fiscalidad homologada, la rúbrica de Convenios para evitar la Doble Imposición (CDI) con diferentes países y sobre todo con los países vecinos, la entrada de Andorra en el marco europeo del reconocimiento de diplomas de la enseñanza superior, etc. El país no ha estado nunca tan abierto a la cooperación transnacional y, en escasos años, se ha adecuado a los estándares, no sólo europeos sino también internacionales.
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